Apacherías (Mono Azul) a partir de la semana que viene en las mejores librerías.

Apachería
1. f. Se dice del lugar, real o imaginario, habitado por Apaches. Tierra yerma y abrupta que espera hacerse paisaje. Símbolo de resistencia heroica, amor desesperado y lucha por la libertad.
2. Acto, gesto o trazo del que se niega a ser absorbido, asimilado, amordazado o exterminado.

Apache
1. adj. Se dice del indio nómada de las llanuras de Nuevo México, caracterizado por su gran belicosidad. U. t. c. s.
2. m. Bandido o salteador de París y, por ext., de las grandes poblaciones.
3. m. Persona incómoda. Inconformista. Tocapelotas.
4. m. Baile de movimientos bruscos y violentos.

Mientras haya un Apache con vida habrá esperanza.
Nana, alias Pie Roto, Jefe de los Apaches Mimbreños

Esta máquina mata fascistas.

Recuerdo el Lovesick Blues sonando desde el viejo radiocassette que tenía Henry medio oculto entre su desordenada colección de botas y sombreros. Lugar: la Reserva de los indios Crow, a diez millas de Billings, Montana, casi en la frontera con Wyoming. Treinta grados bajo cero. Henry dijo: "Ese tipo, al igual que Woody Guthrie, tenía alma de indio". Y mientras pelaba las patatas que acompañarían al guiso de bisonte (Tatanka) con el que quiso darnos la bienvenida, no dudó en unirse a la voz de Hank Williams: "I got a feelin’ called the blu-ues, oh, lawd / Since my baby said good-bye".


Y es así que también me vienen a la memoria aquellas palabras de Woody Guthrie que aparecían en los créditos de la primera entrega de Mermaid Avenue, aquel hermoso proyecto en el que Jeff Tweddy (Wilco) y Billy Bragg recuperaban las viejas canciones perdidas de Guthrie: "El mundo está lleno de gente innecesaria que trata de convertirnos en esclavos. Ellos tienen su música y nosotros tenemos la nuestra. La suya: canciones atrofiadas de una pesadilla supersticiosa. Pero sin sus abortos musicales e ideológicos no tendríamos ningún oponente con el que poder comparar nuestra música y, como el viento a la deriva, avanzando sin obstáculos, jamás llegaríamos a conocer su velocidad y su fuerza...". No en vano los Apaches siempre creyeron que el mundo había sido creado con canciones. Y no hay canción más Apache que ese himno escrito por Guthrie, This Land is Your Land, que parece estar basado en los discursos del Jefe Seattle y del Jefe Joseph.



THIS LAND IS YOUR LAND
words and music by Woody Guthrie


This land is your land, this land is my land
From California, to the New York Island
From the redwood forest, to the gulf stream waters
This land was made for you and me

As I was walking a ribbon of highway
I saw above me an endless skyway
I saw below me a golden valley
This land was made for you and me

I've roamed and rambled and I've followed my footsteps
To the sparkling sands of her diamond deserts
And all around me a voice was sounding
This land was made for you and me

The sun comes shining as I was strolling
The wheat fields waving and the dust clouds rolling
The fog was lifting a voice come chanting
This land was made for you and me

As I was walkin' - I saw a sign there
And that sign said - no tress passin'
But on the other side .... it didn't say nothin!
Now that side was made for you and me!

In the squares of the city - In the shadow of the steeple
Near the relief office - I see my people
And some are grumblin' and some are wonderin'
If this land's still made for you and me.

En la Apachería se canta, y éste, por derecho propio, es el Track 1 de la Antología: Gritos y Cantos de la Apachería.


















Los Cowboys son los nuevos Indios del Oeste

En el imprescindible cd homenaje editado en el 2007 para conmemorar el centenario de Gene Autry (Boots Too Big to Fill, Rainy Day Records), Alan Autry, quarterback de la NFL, actor y alcalde de Fresno, California (primo lejano de Gene), con Pat McGrath a la guitarra, recordaba el célebre Código del Cowboy que compuso Gene Autry, a.k.a. Los 10 Mandanientos del Vaquero, donde quedaban de manifiesto los verdaderos motivos de la admiración que la figura del Cowboy despertaba en los niños de todo el mundo. En la matinee de los sábados todos sus pequeños compañeros de montura querían ser como él, alias The Public Cowboy nº1, alias The Singin' Cowboy, y Gene Autry les invitaba a seguir al pie de la letra sus instrucciones:

1-Un Cowboy nunca dispara primero, jamás golpea a un hombre que sea más pequeño que él ni toma provecho de ventajas injustas.

2-Nunca se desdice ni traiciona la confianza que depositan en él.

3-Siempre dice la verdad.

4-Es amable con los niños, los ancianos y los animales.

5-No defiende ni posee ideas intolerantes, ya sean raciales o religiosas.

6-Ayuda a la gente que lo necesita.

7-Ha de ser un buen trabajador.

8-Ha de ser limpio de pensamiento, discurso, acción y en los hábitos personales.

9-Ha de respetar a las mujeres, a la familia y a la leyes de su nación.

10-Un Cowboy es un patriota.

Al escucharlos de nuevo ayer, mientras paseaba al perro, sorprendido una vez más por el modo "aleatorio" del iPod, no pude evitar pensar en la voz de Henry Realbird, poeta Crow, y en los códigos no escritos de los grandes guerreros indios de las Grandes Llanuras. De hecho, si uno evita el término "cowboy", el código de Gene Autry puede ser perfectamente confundido con el decálogo de un clan Sioux o Cheyenne. Ya no hay lugar para los viejos maniqueísmos. En efecto, se confirma lo que nos recitó Henry en aquella primera entrevista que le hicimos en el Convention Center de Elko (Nevada) durante el 23th Cowboy Poetry Gathering. Después de enseñarnos a bailar y de mostrarnos las cicatrices de la Danza del Sol, nos recitó aquel poema, incluido en su cd Rivers of Horse, que iba a cambiar por completo nuestra perspectiva. El título: New India. Los últimos versos no dejan lugar a dudas: "Después de muchos inviernos hemos vuelto a alcanzar este punto. / Ahora el Vaquero es el Nuevo Indio del Oeste. / El dinero vuelve a gobernar y respira al igual que los legisladores ungen al lobo para establecer al Vaquero en el viejo nido del Indio. / Caminamos por la luna y hemos traido el fuego al hogar, nuestra mente posee pensamientos donde la vida y la muerte son cónyuges".

Para más información, Coming Soon: Apacherías (MonoAzul Editora) y The Cowboys I Know (Cacho América Productions).














Neverland - El País de Nunca Jamás



Y hablando de cosas perdidas e irrecuperables: la consideración de los indios como "niños perdidos" y de los territorios arrebatados como "Neverland", "El País de Nunca Jamás". No es de extrañar, como cuenta Rodrigo Fresán en su deliciosa Jardines de Kensington, que cuando el productor teatral Charles Frohman, tras el espectacular éxito de la temporada en Nueva York, decide irse de gira por todo el país y estrenar la obra de Barrie (Peter Pan) en los escenarios de las reservas indias (1905), los auténticos pieles rojas aplaudieran a rabiar la danza de Tiger-Lily (Tigrilla, la joven princesa del clan Piccaninny).
No en vano, el general O. O. Howard (alias El Capitán Garfio) en su libro Famosos Jefes Indios Que He Conocido (publicado tres años después del estreno de Peter Pan en Estados Unidos, 1908) al reseñar la figura de Gerónimo (que fallecería al año siguiente, 1909), había fantaseado con la posibilidad de que fueran precisamente los Apaches, al mando de su último gran jefe de guerra (símbolo de resistencia y esperanza) quienes enseñaron a Peter Pan a volar y a vivir en los huecos de los árboles.
Para más datos: Coming Soon, APACHERÍAS (Mono Azul Editora).

Cuento a la luz de una hoguera

"Yo era un recluta en la guerra contra Gerónimo".
Éste fue el cuento que escuché un día, al borde de la carretera, junto a Tom Joad, en el capítulo 23 de Las Uvas de la Ira.
Lo recuerdo muy bien porque por fin alguien acertaba a diagnosticar de manera precisa la vieja pena que viajaba conmigo.
"Aquellos indios eran hermosos..., astutos como serpientes y silenciosos cuando querían. Podían ir sobre hojas secas y no producir ni un susurro. Intenta hacerlo en alguna ocasión".
La gente escuchaba y recordaba el crujir de las hojas secas bajo sus pies.
"Vino el cambio de estación y aparecieron las nubes. Mal momento. ¿Alguna vez has oído que el ejército hiciera algo a derechas? Dále al ejército diez oportunidades y las malgastará una tras otra. Hicieron falta tres regimientos para matar un centenar de bravos... siempre. [...] Había un bravo en un risco, contra el sol. Sabía que sobresalía. Extendió los brazos y permaneció de pie, inmóvil. Desnudo como la mañana, y perfilado contra el sol. Tal vez estaba loco. No lo sé. Allí quieto, con los brazos extendidos, parecía una cruz. Cuatrocientos metros. Y los hombres..., bueno, subieron sus miras y sintieron el viento con los dedos; pero se quedaron quietos, sin poder disparar. Tal vez aquel indio sabía algo. Sabía que no podíamos disparar, Allí tumbados, con los rifles amartillados y ni siquiera los subimos al hombro. Mirándole. Una banda en la cabeza con una pluma. Podíamos verle, y tan desnudo como el sol. Durante largo rato estuvimos mirando y no se movió en absoluto. Y entonces el capitán se puso furioso. ¡Disparad, cabrones chiflados, disparad!, gritó. Y nosotros quietos. Contaré hasta cinco y entonces veremos, dijo el capitán. Pues bien, levantamos despacio los rifles y todos esperábamos que alguien disparara primero. Nunca he estado tan triste en mi vida. Y puse el punto de mira en su vientre y... entonces cayó con un golpe seco y rodó. Nosotros subimos. No era grande... Había parecido tan enorme... allá arriba. Todo destrozado y pequeño. ¿Alguna vez has visto un faisán, rígido y hermoso, cada pluma dibujada y pintada e incluso los ojos pintados, tan bonitos? Y ¡bang! Lo recoges... ensangrentado y retorcido y has echado a perder algo mejor que tú; comértelo no llega a compensarte, porque has echado a perder algo en ti mismo y ya no tiene arreglo".
Yo, que padezco esa pérdida (los médicos me dicen unas veces que es "depresión post-vacacional", otras que "astenia primaveral"; yo les enseño mi dedo corazón...), aún siendo consciente, como aquel temporero de la novela de Steinbeck, de que hay mucho de irrecuperable, quiero, en la medida de lo posible, ponerle remedio.
Este Blog nace de la íntima convicción de que un mundo sin indios (un mundo de prospectores, curas y pistoleros) es un mundo en el que no merece la pena seguir insistiendo mucho.
Este Blog es mi Danza del Sol y pretendo bailar hasta que Leonard Peltier regrese, libre, a las Colinas Negras.
Ésta es, de alguna manera, mi Apachería nº51.
Éste soy yo, de hecho, en compañía de Lame Deer, bajándome la cremallera y meando sobre las cabezas de Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln en el Monte Rushmore.
Para ello, como siempre, vuelvo a encomendarme a la memoria de Gerónimo en el Cañón de los Embudos.
¡Que Usen guíe mis flechas!